Una chilena en el Mundial de Gravel: determinación y pedaleo sin atajos#CampeonatoMundialdeGravel2025 #RaceReport

Race Report – Campeonato Mundial Gravel 2025

Sin equipo, sin auspiciadores y con una bicicleta de entrada, una ciclista chilena relata su viaje al Campeonato Mundial de Gravel. Una historia de esfuerzo, caídas evitadas y apoyo inesperado.

La partida: Del trabajo al tren

Mi carrera comenzó el jueves a las 18:00. Terminé de trabajar, tren a Dover, acampar y ferry a las 6:00 a Dunkerque. 20 km de pedaleo al arriendo de auto y 280 km hasta Maastricht para retirar mi número. Parada al supermercado, carbohidratos, y a dormir.

El viernes desperté a las 7:00 para desayunar, pero no podía comer mucho —no sé si por los nervios o por algo que me cayó mal la noche anterior. Logré tomar un café y un poco de cereal. Conversé con ciclistas canadienses y un argentino que competirían al día siguiente, y luego tomé el tren rumbo a Beek, donde sería la largada.

Hablando con una ciclista canadiense, me dijo: “¿Eres la única chilena, cierto?” Me sorprendió que lo supiera. Camino a la partida, perdí mi sujetador de pelo—detalle menor para algunos, pero problemático cuando tienes el pelo largo. Pensé: “Ya, alguien me ayudará”.

Equipamiento básico, pero con ganas y determinación

Calenté en un pequeño circuito, tipo velódromo, y unos algunos ejercicios de movilidad para mi ingle y coxis que han estado sufriendo. Causa principal es muchas horas en una bicicleta que me queda grande. Mido 1,54 m y no hay muchas opciones en el mercado con bicicletas pequeñas. Mi set up, financiado por mí, fue una Canyon Grail AL 2019 10speed, Neumáticos Panaracer de 42 (lo que tenía en la bici), platos 50-34 adelante y cassette de 11-36 dientes atrás, el plato grande me gustaría fuese levemente más pequeño para el Gravel, pero mis bielas son solo compatibles con este plato ya que son más cortas de lo normal (¡150mm! Y definitivamente han cambiado mi experiencia en la bici, no puedo ser tanto más pequeña que Pogaçar y haber estado usando el mismo largo de bielas, ¿no?). Aun así, sigo compitiendo con una bicicleta de nivel básico, muy por debajo del nivel al que estoy llegando. Pero es la que tengo y con la que puedo, al final las piernas son las que hacen la diferencia, aunque sería lindo tener una bici top, definitivamente sería un poco más rápida. 

Llegué a la partida y, como era de esperarse por algunos percances del camino, me tocó alinearme en la última fila. Pensé en salir rápido para ganar posiciones —atrás es donde más accidentes ocurren. Faltaban diez minutos y mi ciclocomputador decidió reiniciarse y dejar de funcionar. Caos total. Por suerte, una ciclista holandesa me pasó una tira para el pelo, y una polaca intentó ayudarme con el dispositivo. A cinco minutos de la largada, yo estaba preguntándole a Google cómo arreglar el ciclocomputador.

La ruta tenía muchas curvas de 90 grados, por lo que tener el mapa era crucial. Pero no hubo suerte. Tres, dos, uno… y partimos.

Caídas, grupos y una carrera en construcción

Los primeros kilómetros eran por calle, con algo de subida para ir separando el pelotón. Poco a poco avancé por el costado izquierdo. A los 2 km, el ciclocomputador reaccionó: cargué la ruta y seguimos. Pero al km 3, accidente: tres bicicletas cayeron frente a mí. Logré esquivarlas y mantenerme en pie, pero la chica polaca chocó directamente mi rueda trasera, justo al costado del disco de freno.

No tengo mucha experiencia en carreras, pero sé que lo importante es volver al ritmo lo antes posible. A pesar del choque, ambas seguimos, pero perdimos al grupo delantero y ya no había forma de alcanzarlas. A los pocos minutos formamos un nuevo grupo, y propuse trabajar juntas para levantar el ritmo.

La carrera consistía en 2,5 vueltas, 131 km y 1.100 m de desnivel. No era muy técnica para ser Gravel, así que terminó siendo una carrera rápida. En una de las secciones más técnicas perdí todas mis herramientas: volaron del portaherramientas. Además, olvidé bajar la presión de los neumáticos, la había dejado como para ruta. Son detalles que se te pasan cuando estás sola. Tenía una lista, pero entre el caos del ciclocomputador y el pelo, se me olvidaron cosas clave. Para la próxima, la lista irá más detallada.

Aprender en la práctica (y en la pista)

Llevo solo tres años en el ciclismo. He trabajado duro para mejorar, pero aún me falta. Soy amateur, y es increíble tener este tipo de oportunidades incluso sin ser profesional. Durante la carrera logré seguir el ritmo de grupos más rápidos, pero en cada curva técnica me alejaba. Fue una carrera de muchas aceleraciones para volver a alcanzarlas después de cada curva.

Este año me certifiqué como entrenadora de ciclismo, así que tengo claro qué debo mejorar. Pero mejorar técnica requiere tiempo y práctica. También jugó un rol el miedo: estaba sola, con mi carrera más importante del año en noviembre (Across Andes), y eso me hizo ser más conservadora en algunas curvas.

En una sección de asfalto, alguien me gritó: “You are spraying!”. Puse la mano sobre la espalda y vi que estaba cubierta de líquido sellante. Había pinchado. Recordé que no tenía herramientas. Pensé en detenerme, pero decidí seguir y confiar en que el neumático sellara solo. Al menos así bajaría un poco la presión, pensé con algo de optimismo.

Geles volando, Haribos corriendo y un final lleno de energía

Hasta ese momento estaba contenta con mi alimentación, pero dos de mis geles salieron volando. Se venía una subida dura, y los calambres comenzaban. Mis geles con electrolitos estaban en algún punto del camino… en el suelo.

El ambiente, eso sí, era increíble. No sé si era por ser la única chilena o porque los europeos aman Chile, pero la cantidad de gente haciéndome barra era excesiva… y emocionante. Reconocí el acento chileno de algunos que quizás competirían al día siguiente.

Le grité a un chico de un equipo grande: “¿Tienes un gel?” Corrió y me pasó una botella con uno. En otro momento, otro equipo también me ayudó. Aunque viajé sola, nunca me sentí sola.

En una subida, un espectador corrió a mi lado y al escucharme decir “gummies!”, me metió gomitas Haribo en el bolsillo trasero. Ver ese gesto me alegró profundamente. No conocía a nadie, pero sentí el apoyo real y cálido de personas completamente desconocidas.

En cada vuelta, al menos 10 o 20 personas me gritaban “¡Chile!”, “¡Go Chile!”, “¡Vamos Chile!”. Era emocionante de verdad.

Meta cumplida… y apenas es el comienzo

La subida final tenía fama de dura, con un gradiente del 10%, pero fue menos intensa de lo que imaginaba. Quizás por la emoción de acercarme a la meta, o porque el gel hizo efecto. La última vuelta estuvo llena de caídas: una chica peleando con su cadena, un corredor caminando con la cara ensangrentada, una ambulancia. Todo eso te pone más alerta, y te recuerda que también se trata de saber hasta dónde exigir y cuándo frenar, literal y figurativamente.

En los últimos 20 km traté de alcanzar al grupo con el que estuve buena parte de la carrera. A 10 km de la meta las tenía a la vista, pero aceleraron. En el sprint final alcancé a una corredora (creo que de otra categoría), y lo di todo. Me quedé a tres segundos de superar a dos chicas de mi grupo.

No estuve en el top 10, pero cada posición en un Mundial cuenta. La emoción y adrenalina de competir con ciclistas de tan alto nivel, de todo el mundo, es simplemente inigualable. Salí de ahí con claridad sobre lo que puedo mejorar rápidamente, y con la motivación al 100%.

Mi categoría (19 a 34 años) es la más competitiva del campeonato después de la Elite; es donde compiten todas las que están en camino a ese nivel. El desafío es grande, pero eso lo hace aún más emocionante.

Recién el comienzo

Esta experiencia no fue perfecta, pero fue inolvidable. Viajé sola, corrí sin equipo, sin auspicio, con una bicicleta básica. Pero lo hice. Competí en un Mundial, compartí con ciclistas de todo el mundo, y confirmé que pertenezco a este espacio.

Si algo me dejó claro esta carrera, es que no se necesita tener todo resuelto para empezar a intentarlo. No importa en qué momento de la vida estés: había mujeres de hasta 74 años compitiendo, y hombres incluso mayores.

Con preparación, voluntad, humildad para aprender y apertura a recibir ayuda, se puede llegar más lejos de lo que imaginamos. Espero poder ser un ejemplo de que sí se puede. Quizás no viajé desde Chile, pero vivo sola en otro país, sin poder trabajar en lo que estudié por la validación de título. El dinero es poco, pero las ganas son muchas.

Algunas estadísticas:

  • Velocidad: 29,5 k/h
  • Velocidad Máxima: 57,7 k/h
  • Tiempo: 4:27h 
  • Ritmo cardiaco promedio: 172
  • Ritmo Cardiaco Máximo: 189
  • Max Power: 604 (11,2 w/kg)
  • Puesto 65 de 98 de las mejores del mundo
  • 1a Sudamericana
  • 3ª Americana

Por Carolina Kappes

Fecha de la carrera: Sábado 11 de octubre de 2025

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