Rod Alegre: “Across Andes es dura, pero al mismo tiempo, profundamente entretenida”#AcrossAndes2025 #RaceReport

Race Report -Across Andes 2025

Across Andes es dura, pero al mismo tiempo, profundamente entretenida.

Hay quienes la viven como una competencia: donde se entrena, planifica y corre contra el reloj. Y hay quienes la viven como una travesía: estilo brevet, o incluso, como una forma de turismo. Obvio que ninguna es mejor que la otra. Al final son decisiones distintas y propias frente al mismo desafío. En mi caso, la opción fue la primera; competir.

Lo que sigue es mi experiencia Across Andes Volcano; qué funcionó, qué no, y por qué la confianza termina siendo clave cuando el plan no funciona y debes enfrentar 800 kilómetros y 12.000 metros de desnivel.

Across Andes, mi experiencia personal

Esta fue mi segunda Across Andes. Muy distinta a la primera, en la Patagonia 2024. Allá el desafío era el frío, la lluvia y el barro. Acá, las subidas interminables, el calor y un terreno más duro que te va desgastando silenciosamente.

Llegué físicamente preparado y con un objetivo claro, pedalear menos de 56 horas y no superar las 24 horas en paradas. El plan era simple, pero bien analizado y visualizado. Primero, llegar a Icalma, después a Villarrica, y desde ahí terminar. A Icalma llegué bien, con fuerza y dentro de lo esperado. Podría haber continuado, pero guardé energías. Sin embargo, desde ahí en adelante el plan y sus hitos no se cumplieron.

Crédito: @cdiazphoto

Cuando los hitos dejan de cumplirse, el foco cambia. Ya no se trata de llegar al siguiente punto, sino de gestionar tus pensamientos y tus decisiones para no cometer errores, y precisamente ahí, es cuando aparece el terrible juego mental. Empiezas a negociar contigo mismo; “sigo hasta la próxima subida” o “paro en el siguiente lugar”. Lo más peligroso, no es cansarte, sino tomar decisiones por impulso.

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En mi caso, el calor empezó a empujar esas decisiones. No era solo incomodidad, era el desgaste del sol que te quita paciencia y claridad. Entonces hay que mantener la cabeza fría. Literal, porque la solución fue una bolsa de hielo al cuello siempre que se podía. 

En medio del desgaste, surgen imprevistos. Por ejemplo, se me cayeron geles y mi luz trasera favorita. Esto último, me sacó un poco de la carrera, porque la idea era continuar lo máximo de noche, donde ya había perdido tiempo. Sin embargo, luego de un tiempo pones los escenarios en perspectivas y entiendes que es parte de la carrera. 

También, un punto no menor es que en estas carreras pasan momentos donde alguien o uno mismo necesita una mano. A veces es algo chico, una indicación, “¿estás bien?”, compartir agua o una herramienta. En un momento esperas un minuto y otras veces más. A mí me pasa que, incluso compitiendo, no puedo ignorar eso, si bien cada uno corre su propia carrera, no la corres solo. Al final, hay algo en compartir la ruta que te recuerda «esos momentos» de la carrera y por qué estás ahí. 

Crédito: @cdiazphoto

Si bien el plan original no se cumplió, continué avanzando. La carrera no fue perfecta ni como lo había imaginado, pero fue constante. A medida que avanzaba, iba digiriendo las situaciones, adaptándome y buscando mantener la calma y control del cuerpo. Porque al final, lo que te sostiene es la confianza abstracta en ti, pero también la confianza concreta en tu bicicleta, y eso fue la pega de la Wilier Rave SLR id2.

Crédito: @cdiazphoto

Wilier Rave SLR id2, la confianza concreta de una buena bicicleta

Para mí, una buena bicicleta es aquella de la que no te preocupas durante toda la carrera. No porque sea perfecta, sino porque no te pide atención. En la práctica, mi única preocupación mecánica fue lubricar la cadena, nada más. Eso es enorme, cuando llevas cientos de kilómetros, calor, cansancio y un plan que no está funcionando. 

La Wilier Rave SLR id2 para mí fue realmente confianza y comodidad. La configuración general que elegí para Across Andes Volcano fue:

  • Cuadro: RAVE ID2 de carbono monocasco HUS MOD con polímero de cristal líquido, que ayuda a absorber vibraciones, algo que se agradece luego de tantas horas pedaleando.
  • Transmisión: SRAM Force XPLR, con plato de 38 dientes y cassette 10–46, una relación que te da margen, evitando quedarte sin desarrollo y comenzar el trekking.
  • Cambios y Frenos: SRAM Force AXS (ED-FRC-E1), súper frenos que además vienen con esos botones en las manetas que te permite sincronizarlos con el ciclocomputador.
  • Ruedas: Miche Graff Aero 48 de carbono, montadas con Vittoria Terreno T50 700×50c TLR, el conjunto funciona bastante bien para este tipo de carreras.

A partir de esa base, todo lo demás se fue confirmando a medida que pedaleaba.

El cuadro y el manillar realmente ayudan a filtrar vibraciones. Este año, a diferencia del anterior, no terminé con los dedos adormecidos (meses), y eso en una carrera larga no es un detalle: es menos fatiga acumulada, menos distracciones y más foco en lo que importa.

La bicicleta se siente reactiva y en control. Responde cuando la empujas. A pesar de ir con neumáticos con diseño en el centro y de 50c, rodaba bien en asfalto, transmitiendo bien la fuerza. En general, no exige correcciones constantes. ¡Esa mezcla me gustó mucho!

En las subidas interminables, la transmisión fue clave. Con el plato 38T más el piñón de 10–46 me dio margen para descansar y apretar cuando se debía en las subidas. Tuve una buena cadencia, y nunca sentí que me quedara sin desarrollo, ni que tuviera que bajarme a empujar, bueno salvo cuando había unos bolones de piedras y grietas al +20%. 

Los cambios SRAM Force AXS fueron suaves durante toda la carrera. Que los cambios “simplemente entren” reduce mucho el ruido mental. Y hay un detalle que termina siendo muy valioso cuando vas cansado: los botones en las manetas. Poder cambiar las vistas del ciclo computador sin sacar las manos del manillar parece algo menor, pero en una carrera larga es comodidad, control y seguridad.

Ahora, una de las cosas que más me gusta de la bicicleta son las ruedas Miche Graff Aero 48. No sólo porque se ven estéticamente muy bien, sino porque dan estabilidad. En los descensos, se agarraban bien los Vittoria, y en llanos duros sentía la diferencia cuando podía ir cómodamente con las aerobarras. 

Otro punto importante son los frenos, que realmente frenan muy bien, incluso con un solo dedo. Esto se agradece cuando necesitas reaccionar rápido. En algunas situaciones tuve que frenar de forma repentina y, junto con el control general de la bicicleta, eso evitó que tuviera problemas mayores.

Al final, la Wilier Rave SLR id2 funcionó perfecto, no me sumó ningún problema y me entregó esa confianza que se necesita para este tipo de carreras. Y a pesar que el plan no funcionó como lo había imaginado, terminé en la posición 50 y curiosamente estuve dentro de mis tiempos de pedaleo, 52 de 56 horas y sólo descansé 1 hora más de lo planificado. Más importante aún, llegué con energía y eso cambia todo al terminar una carrera, porque no solo te permite cerrar con buenas sensaciones, también te deja con hambre de más.

Hoy, después de esta experiencia, la ambición para el próximo año es distinta. Más clara y concreta. Volver mejor preparado, ajustar lo aprendido y pelear por estar dentro de los primeros 20. No como una promesa, sino como una consecuencia natural de haber entendido mejor la carrera y confiar en mi Wilier Rave SLR id2.

Por Rod Alegre

Miércoles 17 de diciembre de 2025

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